¿Qué es una rotura de fibras en los isquiotibiales?

La rotura de fibras o desgarro en los músculos isquiotibiales es una lesión del sistema musculoesquelético que ocurre cuando las fibras musculares se separan o se rompen. Esto suele pasar por una sobrecarga excesiva sobre el músculo.

Generalmente, esta lesión aparece en la unión entre el músculo y el tendón (zona miotendinosa), aunque también puede presentarse en la parte central del músculo (vientre muscular).

¿Cómo se produce una rotura de fibras en los isquiotibiales?

Esta lesión se da cuando el músculo sufre una tensión mayor a la que puede soportar. Es común en deportistas que entrenan intensamente o con mucha frecuencia, provocando fatiga muscular y sobrecarga.

También puede producirse por un estiramiento forzado, como durante un mal movimiento en una competición o entrenamiento.

Causas más comunes de la rotura de fibras en los isquiotibiales

  • Tensión muscular repetitiva.
  • Sobrecarga por exceso de ejercicio.
  • Entrenamiento excesivo sin recuperación adecuada.
  • Estiramientos bruscos o mal realizados.
  • Técnicas deportivas incorrectas.

Factores de riesgo

  • Altas exigencias físicas durante el entrenamiento o competición.
  • Técnica incorrecta en movimientos deportivos.
  • Falta de calentamiento, estiramientos o preparación física adecuada.
  • Desequilibrio muscular (cuádriceps más fuertes que isquiotibiales).
  • Acortamiento de la musculatura posterior.
  • Mala hidratación o déficit de nutrientes.
  • Problemas circulatorios.
  • Pérdida de elasticidad muscular por envejecimiento.
  • Lesiones musculares previas.

Signos y síntomas de una rotura de fibras en los isquiotibiales

Cuando se produce la lesión, el deportista suele sentir un “tirón” en la parte trasera del muslo. Otros síntomas frecuentes incluyen:

  • Sensación de rigidez o tensión en el músculo.
  • Dolor localizado en la parte posterior del muslo.
  • Inflamación (tumefacción).
  • Aparición de hematomas (dependiendo del grado de la lesión).
  • Dificultad o limitación en el movimiento.
  • Pérdida de fuerza al flexionar la rodilla.
  • Aumento de temperatura en la zona.
  • Posibles alteraciones en la sensibilidad.

Frecuencia de esta lesión

Esta lesión es bastante habitual en el ámbito deportivo, representando alrededor del 30% de las lesiones musculares. En el Reino Unido, constituye el 11% de las lesiones en pretemporada y el 12% durante la temporada de competencia en el fútbol profesional. En Europa, se estima que llega hasta el 17%.

La mayoría de estos desgarros en futbolistas son de grado I o II, lo que representa el 97% de los casos.

Clasificación de la rotura de fibras en isquiotibiales

Dependiendo de la gravedad, la rotura se clasifica en tres grados:

  • Grado I (leve): Afecta a menos del 5% del músculo. Se percibe como una molestia o tirón, con poca inflamación y posible hematoma leve. La función del músculo apenas se ve limitada.
  • Grado II (moderado): Implica una rotura parcial del músculo (más del 5%). Causa dolor moderado, inflamación evidente y limitación funcional considerable. Puede haber hematoma.
  • Grado III (grave): Rotura completa del músculo o de su unión con el tendón. Produce dolor intenso, pérdida total de la función, gran inflamación y hematoma visible. El músculo se siente roto al tacto.

Diagnóstico fisioterapéutico

Cuando ocurre la lesión, lo primero que hace el fisioterapeuta es una evaluación física. Se palpa la zona para identificar el dolor, luego se solicita al paciente que contraiga el músculo y se comprueba si el dolor persiste.

Después, se realiza un estiramiento suave para localizar exactamente el punto doloroso. Para confirmar el diagnóstico y determinar la gravedad, se recomienda hacer una ecografía de partes blandas.

Tratamiento fisioterapéutico

El tratamiento debe adaptarse a cada paciente según el tipo y gravedad de la lesión. El objetivo es restaurar la función del músculo de forma segura, evitando recaídas. El tratamiento se divide en varias fases:

1. Fase inicial (protección):

Enfocada en reducir el dolor y la inflamación. Incluye:

  • Protocolo PRICE (Protección, Reposo, Hielo, Compresión, Elevación).
  • Reposo deportivo.
  • Electroanalgesia (TENS).
  • Crioterapia durante las primeras 72 horas.
  • Drenaje linfático.
  • Vendaje neuromuscular.

2. Fase media (movilidad controlada):

Comienza entre el cuarto y quinto día. El objetivo es recuperar el movimiento. Se utilizan:

  • Calor superficial (termoterapia).
  • Ejercicios de movilidad y contracciones isométricas.
  • Masajes terapéuticos.
  • Estiramientos pasivos.
  • Vendajes funcionales.

3. Fase funcional:

Cuando el músculo ya está cicatrizado, se trabaja para recuperar completamente su función:

  • Estiramientos específicos.
  • Masaje profundo para eliminar adherencias.
  • Ejercicios de fuerza y resistencia.
  • Entrenamiento de equilibrio y coordinación.
  • Técnicas como EPI (Electrólisis Percutánea Intratisular).
  • Reeducación de la marcha.
  • Fibrólisis con ganchos.

4. Fase de readaptación deportiva:

El objetivo es preparar al deportista para volver a su disciplina sin riesgos:

  • Fortalecimiento muscular.
  • Ejercicios de agilidad, velocidad y coordinación.
  • Pliometría y trabajo isocinético.
  • Simulación de gestos deportivos específicos.
  • Estiramientos y readaptación progresiva.

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